Los Espíritus son lo que queda cuando desaparece el cuerpo físico.
En todos los humanos hay siete niveles mentales, psicológicos, emocionales que a veces son denominados "cuerpos".
Después de la vida, que es efectivamente una prueba, una oportunidad de superación y evolución, sobreviven los espíritus que alcanzan el 4°, 5°, 6° y 7° nivel.
Una persona que ha alcanzado en vida un nivel alto es un Mahatma, un ser superior, apenas encarnado para poder actuar entre los demás.
Toda la creación está sujeta a la Ley de Evolución Cósmica.
Todo lo imperfecto está destinado a ser superado y corregido.
Una condición indispensable para impulsar esa evolución cósmica en uno mismo y en los demás es reconocer y aceptar la supremacía de la Naturaleza, que es, entre nosotros, en este planeta, el verdadero Hijo de Dios.
Y quién no reconoce al verdadero Hijo de Dios será aniquilado (esto es, no volverá a nacer; será borrado).
Cada humano ha de someterse a este proceso auto evolutivo, aunque, por supuesto, no lo logrará en una sola vida, sino reencarnando tantas veces como necesite para aprender.
Ahora bien: ¿Qué es lo que reencarna?
Los primeros tres principios mueren con lo que llamamos la muerte física: el apetito, la avidez, el afán por obtener (1° Principio). El deseo (2° Principio), y la exaltación del Yo (3° Principio).
El cuarto principio (el amor a la humanidad), junto a las porciones inferiores del quinto (la palabra empleada en forma proselitista), donde residen las proclividades animales de territorialidad y ataque, tiene su habitación en Kama Loca (equivalente al Purgatorio de la religión católica), donde sufre la agonía de la desintegración, proporcionalmente a la intensidad de esos deseos inferiores.
Mientras que, el Manas superior, el ser puro, es lo que se asocia con el 6° y 7° Principio y es el que entra en Devachan (el Mundo Divino) para gozar los efectos de su buen Karma y, luego, reencarnarse en una individualidad superior. Ahora es una entidad que está pasando por el entrenamiento oculto en sus vidas sucesivas; pero, gradualmente, (en cada encarnación), el Manas inferior se reduce más y más hasta que llega el momento en que, su Manas completo, siendo de un carácter totalmente elevado, se centrará en la individualidad superior; entonces podremos decir que esta persona se ha convertido en un Mahatma en vida (como Mahatma Ghandi y muchos otros héroes espirituales).
Cuando su muerte física llega, los cuatro principios inferiores perecen sin sufrir; porque para él son, simplemente, un vestido que se pone o se quita cuando quiere. Así; el verdadero Mahatma no es su cuerpo físico; sino ese Manas superior que está indisolublemente conectado con Atma (el Gran Espíritu) y su vehículo (el sexto principio, Buddhi).
Una unión que él efectuó en un lapso relativamente breve, porque se esforzó por eso, se preocupó y se ocupó en eso).
Si quieres saber quiénes de entre nosotros son Mahatma debes elevar tu Manas (tu propio nivel espiritual) de manera tal que tu percepción sea clara, disipando la neblina creada por Maya (lo mundano). Así tu visión será nítida y podrás ver los Mahatmas en cualquier sitio que estén; pues, habiéndose unido con el 6° y 7° Principio, que son ubicuos y omnipresentes, podemos decir que los Mahatmas pueden estar en cualquier parte.
Los intereses de los Mahatmas abarcan a la Humanidad entera, aunque no se ocupen del individuo particular.
Lo que especialmente importa a los Mahatmas es el bien más elevado de la Humanidad en su totalidad, porque se han identificado con el Alma Universal que compenetra a la Humanidad y aquél que quisiera atraer su atención, debe hacerlo mediante esta Alma omnipresente.
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